Medición del estado físico mediante pruebas de esfuerzo


8 noviembre 0 - Prensa -
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La sociedad actual nos expone a un juicio continuo en una serie de aspectos: nuestra apariencia, nuestro éxito social y laboral, nuestra riqueza, y por supuesto, también nuestro estado de salud y capacidad física. Algunas veces el bombardeo de opiniones negativas, contradicciones y ayuda no solicitada puede llevarnos a ignorar buenos consejos o engañarnos a nosotros mismos sobre algunos de estos temas. Siempre es importante poner por delante la autocrítica ya que es un mecanismo positivo y que promueve el crecimiento personal.

En el tema que nos atañe, la condición física, hay que partir de datos contrastados que sirvan de referencia fehaciente a la hora de tomar decisiones. Estos datos pueden ser obtenidos de los conocidos como test físicos o pruebas de esfuerzo y de nuestro rendimiento relativo a los resultados esperados y tabulados para cada grupo de sexo y edad concretos.

Una de las pruebas más conocidas, especialmente para conocer nuestra capacidad aeróbica, respiratoria y cardiovascular, es el test de Cooper, ideado en 1968 y aún utilizado a día de hoy como examen en institutos, prueba de acceso de cuerpos de seguridad y auxilio y para conocer la condición física propia. La prueba debe hacerse con un acompañante y es relativamente sencilla. Durante doce minutos debe correrse a la máxima velocidad que se pueda con la finalidad de alcanzar tanta distancia recorrida como sea posible, al terminar se registrarán las pulsaciones cada medio minuto hasta que volvamos al ritmo cardiaco de reposo. Los resultados se comparan con los datos tabulados (disponibles en Internet para aquellos interesados) para conocer si el estado de forma es óptimo o subóptimo.

Otra prueba interesante es el test de Ruffier y el índice de Ruffier-Dickinson, muy arraigados en nuestro país vecino, Francia. El resultado se obtiene a través de una fórmula matemática que usa como variables las pulsaciones en reposo, las pulsaciones tras haber realizado cuarenta y cinco segundos de flexo-extensiones profundas de piernas (sentadillas) en hombres o medio minuto en mujeres y las pulsaciones tras un minuto de descanso. Este ejercicio divide a las personas en cuatro grupos, desde excelente hasta no apto, midiendo la resistencia anaeróbica.

Una versión más completa de este es el test de Burpee, especialmente distribuido en ambientes militares, ya que implica el uso de todos los grupos musculares del cuerpo. La prueba consta de sentadillas, flexiones y saltos, aunque hay modalidades aún más completas.

La variedad de pruebas físicas disponibles para el deportista es muy amplia y estas son sólo algunas de las más extendidas y usuales. Para aquellos que quieran tener una buena idea sobre su condición, realizar varias pruebas de esfuerzo puede ser una magnífica idea para alcanzar una visión global, simplemente deben dejarse algunos días de descanso entre medias, ya que estos test ponen nuestro cuerpo al límite.




Diego

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