Utilizar aletas en la piscina, además de divertido y variar el entrenamiento, nos dará sensaciones muy buenas para mejorar nuestro nado.
Nadar con aletas en la piscina sirve sobre todo para mejorar la patada y aprender a colocar la cadera y las piernas en este movimiento. Va a ser un ejercicio de técnica de natación puro y duro más que de trabajo físico.
Primero se ha de tener una técnica básica de crol, es decir, que las aletas son para los ya iniciado y para hacerlo una-dos veces por semana. Muchos nadadores comienzan a utilizarlas cuando ya se estancan en sus ejercicios de patada o notan que quieren más velocidad.
Con ellas, al obtener mayor impulso en cada patada somos más conscientes de cómo debemos poner la cadera y hacer el movimiento de látigo del pie para obtener un mayor avance, digamos que las sensaciones se magnifican y seremos más conscientes de la técnica.
Con las aletas vamos a mejorar mucho la sensación que tenemos con el agua a la hora de la patada, para ello podemos hacer varios ejercicios básicos: pies de crol, pies lateral, pies de espalda. Hay que tener en cuenta que en ninguno de los ejercicios las aletas deben sobresalir del agua y el movimiento debe ser fluido y continuo.
Cuando dominemos de forma básica el movimiento con las aletas podemos meter pies junto con la brazada, y nos daremos cuenta de la diferencia de velocidad en el nado, ahora mucho mayor, lo que nos ayudará a mejorar la posición hidrodinámica con una correcta colocación de espalda y mejor entrada y salida de brazos.
Tipos de aletas:
Con las aletas se juega con la longitud y la dureza. Si vas a empezar mejor elige una aleta no muy larga y blanda, para así no fatigar en exceso a tus músculos.
Las aletas largas y más duras, más propias del buceo, requieren de una considerable potencia muscular y más que mejorar nuestra técnica pueden hacer que nos lesionemos o que nos sea muy difícil conseguir buenas sensaciones dentro del agua.